El fundo en Hualfín
y sus trece generaciones
El origen, tanto de la finca como de la capilla, constituye una sola unidad con el casco principal de la propiedad que se encuentra enfrente de la misma, y presenta la inusual característica en nuestro país de estar en manos de la misma familia a lo largo de trece generaciones, desde 1668 a la fecha.
El apellido de los propietarios fue cambiando a lo largo del tiempo por haber predominado líneas sucesorias femeninas: Iturriza y González, De Llano, Leguizamón, Leguizamón Dávalos, Saravia Leguizamón y actualmente Mena Saravia.
Nuestra finca abarcaba una inmensa cantidad de tierras cuyos límites lindaban con la República de Chile, extendiéndose por uno de los extremos con el paraje denominado Laguna Blanca, de la cual solo comprendía la mitad, puesto que lo restante pertenecía a don Pedro Diez de Loria, propietario junto con su hija María de las localidades de Santa María y Caspinchango. También estaban comprendidas localidades como Villa Vil y Las Cuevas, entre otras.

Con el paso del tiempo la otrora gigantesca heredad fue desmembrándose paulatinamente, llegando a manos de don Leonardo de Iturriza y su esposa, doña María de Medina y Montalvo, hasta permanecer en sus descendientes que cultivan sus viñedos, campo y administran la bodega hasta la actualidad.
Hoy la propiedad, cuya titularidad es ejercida por Federico Mena Saravia, cuenta con ciento veinte hectáreas con viñedos y alfares que ponen un manto verde a la superficie. Las primeras viñas fueron plantadas por don Jorge Leguizamón Dávalos, y luego acrecentadas por don Carlos Saravia Zerdán con alta visión empresarial.

Su actual poseedor amplió las variedades con cepas traídas de Francia e Italia, alimentando la modernidad de su bodega, que tiene sus inicios en el año 1936. Las variedades centenarias originales como torrontés, malbec, tannat y cabernet franc fueron incrementadas con pinot noir, sangiovese, merlot, grenache, cabernet sauvignon, petit verdot, chardonnay, entre otras.





